Era una bonita tarde de otoño.
Un pajarito volaba feliz y libre por la ciudad.
Notaba que le faltaba algo, por eso voló y voló sin saber que buscaba hasta que lo encontró.
El pajarito se había posado en un banco de una gran calle.
Enseguida se percató de una presencia a su lado y al instante su mirada se encontró con unos hermosos ojos femeninos.
Era una pajarita.
Ambos volaron juntos durante un buen rato, y no tardaron en enamorarse.
El pajarito descubrió que había encontrado eso que tanto anhelaba.
Pasaron los días, las semanas y luego los meses.
Él se sentía completo como nunca antes había estado.
Pero llegó un día en el que volvió a sentir que le faltaba algo.
El animal echaba de menos su otra felicidad.
Confuso, le dijo a la pajarita que tenía que marcharse.
El era un pájaro libre y necesitaba volar por el mundo, conocer mas aves y vivir.
Aún así él seguía enamorado de ella.
Pasó el tiempo y el pajarito regresó.
Comprobó que su pajarita era feliz, tan feliz como él lo era ahora.
La miró a los ojos por última vez desde la distancia y le dedicó un último pensamiento.
Un pensamiento que sólo él entendía.
Moraleja: Los pájaros no comen perdices, sería canibalismo.
Noches de insomnio majoreras 2.0
Por si alguien todavía no
lo sabe amo Freebird
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